Paula Quirós, psicóloga de la Universidad de Chile y directora de COSAM Pudahuel analiza e informa sobre salud mental en el Chile de hoy.
Creo que la mayoría lo aborda cuando hay un trastorno instalado, haciendo uso de fármacos, pero no previniendo ni promoviendo el tener una buena salud mental. Las personas en general lo hacen más bien de una manera paliativa, evadiendo hacerse cargo de la situación de malestar y generando bienestar distrayéndose, comprando, consumiendo, más que hacer un ejercicio reflexivo respecto a qué le está pasando o sobre las causas de su estado.
Para un buen equilibrio emocional es muy importante contar con una rutina que no sólo sea una rutina de estudio o trabajo, sino que respete los tiempos de alimentación, sueño, deporte así como los tiempos libres y de ocio, que permita invertir en las relaciones, en fortalecer las redes de apoyo de cada uno; las cuales son un factor protector de la salud mental muy importante.
Los factores del entorno que principalmente afectan a las personas, tienen que ver con sus conflictos relacionales en el ámbito familiar o laboral, así como factores más amplios como la incertidumbre, el sobreendeudamiento, las crisis sanitarias: enfermedad-muerte; las inequidades, la violencia y malos tratos, los abusos (malestar social).
Los principales factores de estrés en el ámbito laboral se relacionan con lo extensas que son las jornadas laborales, que dificultan el compatibilizar la vida personal con el trabajo, generando alto estrés, sobre todo a las mujeres; así como las exigencias por rendir, el temor al desempleo por el sobreendeudamiento (dependencia emocional con el trabajo por temas económicos no por un sentido vocacional), y las relaciones al interior del ambiente de trabajo con jefes y compañeros.
Porque las mujeres culturalmente estamos mandatadas para cuidar a otros, más demandadas, por lo que tenemos que hacer esfuerzos mayores por sostenernos en el mundo del trabajo (inserción laboral más frágil) siendo más sensibles frente a las demandas de los otros y con mayor dificultad para combinar el cuidado de los otros con el propio autocuidado; lo que se traduce en mayor estrés, ansiedad, incertidumbre, viéndose más afectada la salud mental de las mujeres; lo que quedó más en evidencia con la crisis sanitaria.
Créditos: Revista Velvet
De todas maneras, ya que las condiciones y desafíos que enfrentamos hombres y mujeres en el trabajo son cualitativamente distintos. Es muy importante que esas diferencias queden expresadas en las políticas públicas de SM, tanto en los diagnósticos como en los tratamientos; así como también en las políticas públicas de promoción y prevención en salud mental.
Como una bomba de tiempo; si el país no invierte más en SM, las problemáticas y trastornos de SM van a ir creciendo, con graves consecuencias a nivel personal, familiar y así también como sociedad. Es un tema urgente y todavía estamos a tiempo para tomar medidas que nos permitan prepararnos para lo que viene.